La metáfora organicista es el
organismo viviente, en cuanto a un todo organizado. El organismo es concebido
como un proceso, más que como elemento estático y celular. El todo es orgánico más
que mecánico y es más q las sumas de las partes, es decir, que trabaja armónicamente
en función del todo, cooperando para que este logre sobrevivir manteniendo su
unidad, adaptándose a diferentes ambientes.
Permite explicar la evolución desde
las sociedades primitivas a las sociedades complejas, la concepción de la
sociedad como un todo en el que las partes o componentes están interrelacionados,
de suerte que la resultante de esa interacción explica la existencia de cada
componente y la del propio sistema social; la noción de función, que señala el
papel que desempeña objetivamente cada institución o fenómeno en su contribución
a la continuidad de la estructura social, y por ultimo una decidida orientación
hacia la ciencia físico natural y el método científico en su versión mas ortodoxamente
positivista
Las características más comunes de
la metáfora organicista son las siguientes:
- Presenta un comportamiento teleológico, es decir guiados o dirigidos por un fin que se manifiesta en sus procesos de adaptación.
- A través del proceso de autorregulación (también llamados homeostasis) pueden alcanzar sus metas funcionales desde distintos estados iniciales.
- Los organismos serán restaurados en el dominio de la ciencia y con la explicación teleológica funcional.
- El lector se puede preguntar, sin embargo si lo anterior quiere decir que la visión mecanicista no hay espacio para los seres vivos.